El despertar de la guerrera

El primer deber de la mujer es despertarse y, a continuación, despertar a su guerrera. Es tarde, el rumor de despertar se expande, la canción de la rebeldía se canta en diversos idiomas, aglomeraciones de gemidos revientan cadenas que oprimían, la vida se muestra efervescente desde que se despierta. Este no es un libro, es un acta de rebeldía existencial de la mujer valiente; quiero mostrarte un camino diferente en la vida, recordarte que tu mejor protección es convertirte en guerrera, advertirte que si no te amas incondicionalmente nada podrá ayudarte, sugerirte que no seas rehén del miedo ni esclava de la falsa belleza.

Si guardaste silencio al pie de la negligencia, si permitiste que surcaran amenazas sobre el cielo de tu soberanía, si te negaste a escuchar el traqueteo de cadenas de dependencia e interrumpiste lo que soñabas ser, no te sientas culpable. Si desde hoy decides valorarte, nadie, nunca más, podrá despreciarte. Es verdad que el machismo es la estupidez por más tiempo aceptada; en ese escenario y sin importar quien lo cuestione, pon de pie tu rebeldía, apúntate a la disidencia, apártate del rebaño que apacienta su conformismo y no permitas que nada, nunca más, se interponga entre tú y la vida.

¿Por qué usar tus alas para arrastrarte si puedes volar?

Los operarios de la infelicidad eligen a las más indecisas; se fabrican nuevas necesidades, se imprimen miedos renovados. Ninguna alarma se activa cuando otra mujer queda dormida, muchas deslizan en silencio por las calles del presente y sonríen; las apariencias de bienestar sólo son formas educadas de sufrimiento, no le quites años a tu rostro para disimular el sinsentido; dale vida a tu cuerpo. Tampoco confundas belleza con apariencia, tu vida es tu testimonio…¿Qué estás contándole al mundo?

Que no maten a la niña que llevas dentro, presérvala hasta la tercera edad. Ama sin enamorarte, así te vacunas contra la manipulación; que no te devoren en nombre del amor. No olvides que la mujer sumisa es cómplice de quien la oprime. Imprescindible ser tú, pero lo mejor de ti. La mujer que sólo concibe hijos y no ideas ni iniciativas, nunca será una buena madre; ¿quieres un hombre a tu lado?…¿para qué? Depende de tu respuesta para saber lo que encontrarás.

Hay mujeres que no comprenden lo que está sucediendo en esto que llamamos vida y se lanzan a la calle sin prepararse, la asfaltan de una rutina y se conforman con menudencias. Desconfía del que te ofrece todo, porque la vida plena autogenerada es la esencia del despertar de la guerrera.

Ser infeliz es el peor deporte y, aunque esté visto como normal, es extraño tiempo muerto donde la vida se detiene y el aliento contenido revela existencias terminales. Sospecho que la mujer que no quiere despertar se cambió de género. Recuerda esto: la mujer no fue hecha para el hombre, tiene que hacerse a pesar de él; sin embargo, no necesitas odiar al hombre, con que sepas manejarlo para evitar heridas e interferencias es suficiente.

No necesites, pero haz que te necesiten, eso es valorarse. Lo que nunca has tenido es lo que mereces; si quieres encontrar algo diferente comienza por serlo y, a continuación, empieza a construirlo. En la actualidad se trata de liberar a los opresores de sí mismos (ni siquiera saben que el machismo es antimasculino).

También debes admitir que la fragilidad física es irrelevante, que la fragilidad emocional, en el fondo, no es femenina; en cambio, el orgasmo es el premio que otorga la naturaleza a la mujer que superó el miedo de ser mujer.

Darse cuenta de todo, de eso se trata El Despertar de la Guerrera, porque la felicidad que viene de al lado siempre será sospechosa. La propuesta es: “elegir la felicidad que viene de adentro”. Si te alimentas bien y te prohíbes la represión, si te declaras feliz y eliges el amor como tu estilo de vida, entonces podrás sentirte bien en tu cuerpo que tu alma estará cantando. Este libro está reservado para las mujeres que están dispuestas a todo y, para empezar, que están dispuestas a hacerse cargo de su vida e ir por ella dejando huellas de luz. ¿Te atreves?

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